La razón es que el entorno exterior influye en el interior. Lo que comes, a lo que estás expuesto y el agua que bebes, afectan al microbioma. Dar a las bacterias intestinales alimentos a los que no están acostumbradas puede provocar un caos, además de molestias gástricas. Es posible también que estés expuesto a bacterias extrañas que el organismo no sabe bien a bien cómo enfrentar.
El microbioma tiene su propio ritmo. Cuando se alteran esos patrones, también se afectan los intestinos. Según se ha demostrado en investigaciones, esto se debe a que hay vínculos entre el microbioma y los sistemas que regulan los niveles de hambre, incluidas las hormonas y otros mecanismos del eje cerebro-intestino.
Siguiendo estos sencillos consejos ayudarás a que tus intestinos estén más felices:
- Mantente hidratado.
- Los probióticos pueden apoyar la salud general del intestino y ayudarte a conservar el equilibrio de las bacterias buenas.
- Estar en movimiento puede ayudarte cuando se bloquean los intestinos.
- Mantente alejado del estrés y aprovecha las vacaciones para conectarte con lo que te hace feliz.
- No dejes en casa tu dieta saludable. Ingerir suficiente fibra de granos enteros, frutas y verduras podría ayudar a que las bacterias del intestino estén contentas, lo cual también es clave para su propia felicidad.